Precio del cd --> 7€
Canon a pagar --> 10€.
Esta factura que tenéis a la izquierda (gracias, Javier) no es más que la imagen de una barbaridad, de una sinrazón, de un robo. Me da lo mismo que me roben así a que lo hagan a punta de navaja: de hecho, es peor, porque en este caso ni siquiera puedo buscar la protección de un policía.
Pocos productos soportan una presión impositiva por un valor superior al precio del bien que gravan. Ni gasolina, ni alcohol, ni tabaco llegan a semejante barbaridad. Claro, puestos a robar, hagámoslo en aquellos productos que tengan un impacto directo sobre la sociedad de la información, aquello que fastidie más a esos “pendejos digitales”: sus soportes de almacenamiento, sus discos duros o, puestos a hacerlo mal y redactar de manera ambigua, hasta ordenadores como el Asus Eee o el Mac Book Air provistos de memoria flash. Da lo mismo que compres para algo para grabar tus fotos, para trabajar, para distribuir un programa o para lo que quieras: en cualquier caso, todos a financiar a los amigos de la SGAE.
No por esperado resulta menos impresionante. O injusto. O salvaje. Esto es lo que a toda prisa al final de la pasada legislatura aprobaron nuestros políticos: la auténtica imagen de una sinrazón. ¿Proteger la cultura? No me hagas reír…
Visto en: El Blog de Enrique Dans
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