sábado, 12 de enero de 2008

Más allá de YouTube - PC Actual

Si habéis echado una ojeada a algunos de estos servicios, habréis comprobado que las similitudes entre ellos son muchas. De hecho, apreciar las diferencias no es sencillo hasta que uno lidia con ellos como usuario. Eso nos ha permitido considerar algunos factores que permiten destacar un servicio sobre los demás. Las que hemos tenido en cuenta para nuestra comparativa forman parte de un decálogo que os recomendamos valorar.

Para empezar, la calidad de vídeo y audio. Como es lógico, la propia definición y fluidez de los vídeos determinará en gran medida el valor del servicio. Muchos de los analizados aún hacen uso de Flash Video 7 (un obsoleto códec llamado Sorenson Spark, una variante del H.263), mientras que algunos ya integran Flash Video 8 (con un claramente superior códec VP6 de On2). Sólo en algunos casos es posible disfrutar de Flash Video 9 y del fabuloso H.264, que permite que, entre otras cosas, se integren contenidos de alta definición. La sorpresa llega de la mano del códec DivX, que ha sido utilizado con éxito en el portal Stage6.

En segundo lugar, hay que tener en cuenta la calidad del reproductor. Los reproductores Flash Video integrados son muy distintos y algunos disponen de interfaces potentes, mientras que otros son más simples y limitados. Contar con uno bueno, como FLV(o DivX, en el caso de Stage6) es una garantía.

Los límites a la hora de subir vídeos es otra de las características a valorar. Todos estos servicios disponen de ciertos requisitos en el tipo de vídeos que se aceptan y uno de los más importantes para los usuarios es el que afecta a su tamaño y duración. Muchos ofrecen un límite máximo de 100 Mbytes y otros imponen un tiempo que suele ser de diez minutos, aunque la mayoría combinan ambos parámetros. Afortunadamente, existen propuestas más flexibles.

Los formatos aceptados también deben preocuparnos. A la hora de enviar nuestro vídeo, puede que nos encontremos con el problema de que debe estar en un formato concreto. Lo normal es sean reconvertidos en los servidores del portal y que, desde allí, se ofrezcan descargas en otros formatos. Sin embargo, cuantos más estándares de origen se acepten, mejor.
La posibilidad de publicar vídeos en alta definición comienza a ser una realidad y también hemos de tenerla en cuenta, como demuestra el canal HD de Vimeo y los contenidos de Stage6. Puede que sea pronto, pero hemos de ir preparándonos para lo que se nos viene encima. La calidad tradicional que ofrecen servicios como YouTube (que debería mejorar y mucho en este apartado) será pronto cosa del pasado.

En cuanto a las características sociales, todos los servicios aportan la posibilidad de recomendar el vídeo, calificarlo o compartirlo con amigos por e-mail, pero dichas opciones, y algunas más, pueden haber sido implementadas con mayor o menor acierto. La posibilidad de exportar esos vídeos a blogs y sitios web o de utilizar API para la propia arquitectura interna del servicio es un valor añadido más.

La descarga de vídeos es también interesante, normalmente, los usuarios han de acceder a plug-ins para sus navegadores. Afortunadamente, cada vez más servicios ofrecen la opción de bajárselos directamente en algunos formatos (sobre todo en Flash Video y MP4), aunque, en algunos casos, es posible bajar el vídeo original a máxima calidad.

La forma de subir los vídeos es otra de las claves. Normalmente, disponen de asistentes integrados en la propia web para subir vídeos en los formatos aceptados. La carga y publicación de éstos puede llevar desde algunos minutos a varias horas, e incluso días (por ejemplo, si los contenidos son filtrados para evitar posibles usos ilegales del servicio). Algunos portales ofrecen clientes más cómodos e, incluso, herramientas para subirlos desde una webcam o el móvil.

En cuanto a los ingresos publicitarios, la posibilidad de ganar dinero con nuestras creaciones no se le escapa a nadie y algunas plataformas dan la opción de compartir las ganancias por insertar anuncios en el vídeo. En ocasiones, esto depende de la popularidad de los contenidos o de la entidad de los autores, pero es evidente que esta tendencia puede triunfar a corto plazo.

Por último, hemos de fijarnos en los extras para valorar las opciones. Las capacidades adicionales pueden marcar la diferencia, como es el caso de la edición de vídeos on-line que ofrece Jumpcut. No es el único extra con el que nos hemos encontrado: gestores de contenidos para descargarlos y verlos off-line, utilidades para integrar código HTML en cualquier sitio web o API para reutilizar el código y crear herramientas independientes o mashups son algunas de las más destacadas.

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